Sé que algunas entradas te sonarán dramatizadas, incluso exageradas. Y que las contemplarás con la ternura de que están hechas con la mejor intención. Y, en lo profundo de tu racionalidad, habrá una frase tranquilizadora que consuele porque "no será para tanto".
Y te comprendo porque ya son años volviendo a estos barrios que vuelven a sorprenderme por detalles que me hacen replantear mis coordenadas de análisis social, me revuelven y me escandalizan.
Pero te garantizo que procuro ser lo más objetivo posible pues la intención de este blog es abrir una ventanita para que podáis asomaros a lo que vivimos y que puedas, en cierto modo, compartirlo...
Le duele la cabeza. Ha comenzado con molestias a media mañana. Se ha debido ir consolando con los juegos y las tareas... Pero la mañana avanza y con ella el calor y seguramente influye.
El hermano dice que siempre busca llamar la atención y no son fáciles los discernimientos.
Me vuelven avisar. Parece que ha devuelto y por las trazas, quizá sería bueno empezar por verificar si ha desayunado... no contesta.
Llamamos a los padres. Él no está en condiciones de articular nada razonable. Para el tercer intento conseguimos a la mamá. Que no va a buscarlo. Que le digamos que se deje de cuentos...
Han conseguido que tome algo de zumo y galletas. Ahora se encuentra en una de las salas interiores, donde el calor es menos riguroso y podemos ponerle un ventilador. Le han traído una de las colchonetas inflables que utilizan nuestros monitores para descansar algo mejor por la noche...
Pasado un rato prudente es momento de hacer una visita para garantizar que está todo en orden... La monitora lo ve tranquilo, pero tumbado en el suelo, junto a la colchoneta. Con prudencia se aproxima a él.
-Súbete a la colchoneta, estarás mucho más cómodo ¿te has caído?-
-No, es que estoy más acostumbrado al suelo-.