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El reino de Dios es como...

Recuerdo aún una noche en la que la lectura me absorbió a tal punto que solo tomé conciencia con el rayar del alba. Era tercero de seminario y la seducción vino de la mano de una obrita maravillosa que es posible que ya conozcas: "Cristología para empezar".

En uno de los capítulos, que recuerdo como si estuviera viviéndolo en este momento, el profesor J.R. Busto explicaba, entonces para mi asombro, que Jesús de Nazaret expresa el significado del reino con cuatro estrategias complementarias. Las dos primeras, más clásicas, las parábolas y los signos, mal llamados milagros. La tercera me resultó sugerente: con sus discursos. La cuarta me generó, en aquél momento, una profunda conmoción que ha marcado mi itinerario espiritual: con banquetes y fiestas...

Ciertamente la Biblia frecuenta mucho estas escenas y no me eran desconocidas, pero elevarlas a una forma intencionada de expresar el mensaje del Evangelio me conmovió.

Desde entonces es un horizonte espiritual y pastoral: si es de Dios tiene que haber risas, músicas, brindis y conversaciones alegres en torno a una mesa que bien puede ser para una comilona, para un bocata en una playa, o en unas escaleras cualquiera en torno a los helados... Y una parroquia lo es cuando el edificio es una excusa para instaurar un estado casi permanente de fiesta.

Desde luego, si hay posibilidad, mejor las reuniones en casa, con cena y vino, con espacio para el encuentro y la sonrisa que expresiva de lo que Dios quiere para nosotros.

Hoy ha sido un día muy intenso, de artesanía logística para, en las mismas horas, cerrar el campamento de El Atazar y poner en marcha Linares.

Desde muy temprano, con el cansancio guardado en el bolsillo, hemos tenido trasiego de cajas, materiales de la parroquia a Peñasacra, de Manzanares a Linares...

Para las siete de la tarde salía la segunda unidad, furgoneta en ristre con los que hoy tenían jornada laboral y que se han estrenado en el campamento de Linares con la compra en el Makro más al sur posible para aprovechar los tiempos y los espacios.

A las 21.30 la furgoneta ha pedido tregua y alimento y le han acompañado los pasajeros. Ha pillado la cosa en Puerto Lápice, lugar consagrado al Quijote y donde compiten los mesones por su encanto. Y entonces, se ha producido la coincidencia, la sincronicidad diría E. Jung, la providencia mi amiga Vicky.

El whatsapp ha sido el vehículo.

En Tres Cantos los supervivientes de El Atazar han decidido que 24 horas eran demasiadas para soportar el final del campamento y ha debido haber quedada medio expontánea secundada por número cercano a la veintena para celebrar que lo hemos pasado bomba con pizzas y helados.

A 340 kms, en Linares, otros treinta conocían la ciudad, sus calles y sus tapas, que aquí es principal monumento. A partir de mañana veremos si hay tiempo siquiera para comer.

En el punto medio, Puerto Lápice los brindis eran por el reencuentro y por lo bonito de regresar al querido Linares.

Incluso me consta ha habido cruce de mensajes de unas localizaciones a otras como los aficionados que se desgañitan por saludar a los del frente opuesto en el campo.

El reino de Dios es como una fiesta.

Es lo que desea para cada uno de nosotros y nuestras familias.

Es lo que da sentido a la Cruz y llamamos Resurrección.



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