Esta tarde he tenido el privilegio de conocer a todo un filósofo.
Claramente es de los más pequeños del rebaño pero ni la escasa estatura ni la falta de experiencia le frenan en desparpajo e iniciativa.
Para el segundo día ya ha comprendido la dinámica de las duchas y le he visto acortar el camino entre dos tiendas (ya le he dicho que sabe que eso no vale) para emprender el camino a los baños, neceser y toallas dispuestas justo a la entrada de la tienda, y salir guapo y repeinado en la primera hornada de la tarde.
La estrategia debe ser el fruto de su análisis del día de ayer. Pero comprobado el éxito se abre un escenario que no tenía previsto.
-Josema, ahora ¿qué se hace?-
-Pues como te has duchado de los primeros, hasta las 20.15 que empieza la oración tienes tiempo libre para jugar-
-Pero entonces me vuelvo a ensuciar...-
-Tienes razón. Pero puedes jugar a algo tranquilo, o sentarte a ver un rato las montañas, que eso no ensucia-
-Ya-
-Es tu primer campamento ¿verdad?-
-Sí, acabo de cumplir los ocho años-
-Y ¿cómo te llamas?, no te conocía-
-Me llamo Daniel-
-Y ¿qué te parece? ¿estás contento?
-Está bastante bien. El sitio es muy chulo-
-¿Te lo estás pasando bien?
-Pues, la verdad es que sí, es todo muy divertido. Es que es la primera vez que vengo y estoy aprendiendo... el año que viene voy a volver otra vez-
-Pero solo llevas un día...-
-Suficiente. Estoy muerto de sed ¿me dejas tu vaso para beber de la fuente?-
-Claro-
(...)
-¡Ya está! ¡Tan agusto!, ¿sabes qué hay de cenar?-
-No, pero puedes preguntar en cocina-
-¡¡¡Qué hay de cenar!!!
-San Jacobos-
-¡¡¡Toma!!!! ¿Y con tomate?-
-¡Sí!-
-¡Vamoos!
-Ahora a ver qué juego me busco que no me manche...-
Para ser el primer día completo de campamentos... yo creo que vamos muy bien.
