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Decid que sois de Tres Cantos

"España en la mochila" ¿recuerdas aquél programa de Labordeta? Nos llevaba a lugares pintorescos en los que buscaba el plato tradicional, la historia de lo que allí había acontecido y, sobre todo, el diálogo con el paisano.

Hoy ha venido a mi memoria a propósito del pueblecito que nos acoge en esta parada del itinerante. Y uno que pensaba que ya lo había visto todo...

La lluvia ha sido muy amable con nosotros. Suficiente para bajar drásticamente las temperaturas y hacer mucho más amable la caminata. Suficientemente respetuosa como para acompañarnos solo dos horas y darnos tregua en la segunda parte de la etapa. Suficientemente cuidadosa como para regalarnos una tarde de disfrute y una noche de descanso.

Tras hacer cima en los dos montes de la zona hemos alcanzado El Atazar. Si no lo conoces, merece la pena el paseo. Mejor entre semana pues es territorio motero en sábado y domingo. Es un lugar particularmente curioso. En la entrada una advertencia poco amable que exige dejar el coche en un parking algo alejado bajo amenaza de la pertinente sanción. La cortesía tampoco lo es con los autóctonos, que por cierto no llegan a los 100, a quienes se les pide "Reducir la velocidad y conducir con cuidado. En este pueblo no sobran los niños". No especifica que tampoco sobran los mayores, pero yo lo he dado por sobreentendido.

Ya en el interior, sus calles ofrecen mimo y buen gusto por la decoración. Y llama la atención por las instalaciones, que para estar en el verdadero extremo de la Comunidad, son verdaderamente llamativas.

Ante la amenaza de lluvia, el alcalde nos ha ofrecido el frontón previa disculpa porque con las elecciones y la constitución de ayuntamientos no nos contestó al correo en el que ya se lo solicitábamos con antelación.

Y comienza la merecida siesta.

Pasado un rato, no fácilmente evaluable, que ya son muchos días de acampada, me cuenta uno de los monitores que echa en falta a muchos del grupo tras abrir un ojo. En el protocolo de tiempo libre no es la mejor señal. Desde luego es sinónimo de confabulación o de haber encontrado algo.

En el segundo de los casos no sería de extrañar que se tratara de una poza, cascada o zona de baño... pero ya hemos pateado esta zona y más bien tendrían que haberla creado.

No es habitual entre nosotros, pero el tiempo libre es el tiempo libre y los adolescentes llevan en su genética la trasgresión de normas, de modo que con loable prudencia el monitor decide dar una pertinente vuelta de reconocimiento...

Me cuenta que ha sido mucho más corta de lo esperado... A los doscientos metros, un parque infantil, el típico de columpios y otros juegos poco habituales, por cierto; se entiende que para los niños que sobrevivan a los conductores. En estos adolescentes sigue latiendo el niño que todos llevamos dentro y se han hecho fuertes en las atracciones.

100 metros más abajo, la plaza del pueblo y el único bar. Hay media docena de nuestros chicos sentados junto a otros que no reconoce..., que parecen más mayores..., ¡de hecho son adultos! Han comenzado el hermanamiento El Atazar Tres Cantos y deben andar contándose las últimas novedades de ambos lugares.

A la izquierda, en unos bancos, un par de chicos tricantinos sentados en viva conversación con dos abuelos lugareños en alegre tertulia.

Por la calle del fondo aparece Álex que lleva un rato paseando con otro de los mayores del lugar.

Sonrisa en el rostro, el monitor regresa con el resto.

-¿Qué andan haciendo?

-No te lo vas a creer...

La alianza ha quedado sellada con una merecida coca-cola al atardecer que constituirá seguramente la caja del bar esta semana. Había prevista concentración de moteros para ver la luna roja, pero se quedó en 4 de cien.

Y ya puestos en amabilidades, el señor del bar nos ha calentado las tortillas de la cena.

Si os animáis a venir, decid que sois de Tres Cantos. Aquí los chicos han dejado la mejor de las tarjetas de presentación. De verdad que son muy grandes.




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